ACOSO ESCOLAR

Se informa a toda la comunidad educativa que el 20 de enero de 2017 se publicó en el D.O.C.M. la Resolución de 18/01/2017, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, por la que se acuerda dar publicidad al protocolo de actuación ante situaciones de acoso escolar en los centros docentes públicos no universitarios de Castilla-La Mancha.


Si desean comunicar un caso de acoso escolar en el colegio pueden hacerlo directamente a los maestros, en Dirección o mandando un mensaje a este correo: ceippoblete@gmail.com

¿QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR?

El acoso escolar es un fenómeno que, hoy en día, provoca una enorme preocupación tanto en las familias como en el profesorado. Los medios de comunicación se hacen eco del mismo, lo que contribuye a la difusión de sus efectos y a crear una cierta alarma social.

Pero lo cierto es que se trata de un fenómeno que se da en todas las sociedades en las que existe educación formal, y su incidencia es bastante menor de lo que se piensa. A pesar de ello, produce un gran sufrimiento en quienes lo padecen, por lo cual es preciso actuar decididamente cuando se detecta, sabiendo que es una conducta absolutamente inadmisible.

Se considera que existe maltrato entre iguales cuando un alumno o alumna se ve expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a diferentes formas de acoso u hostigamiento por parte de un compañero, compañera o grupo de compañeros, de manera que la víctima queda situada en una posición de inferioridad frente al agresor o agresores de la que no es capaz de salir por sus propios medios.

El maltrato entre iguales puede adoptar diversas formas, entre las cuales las más características son: la exclusión , la agresión verbal directa (insultar) o indirecta (poner motes, sembrar rumores dañinos), la agresión física directa (pegar) o indirecta (esconder, robar o dañar propiedades ajenas), la intimidación , amenaza o chantaje , y el acoso o abuso sexual.

No todas las situaciones de violencia o agresiones entre escolares pueden considerarse maltrato por abuso entre iguales. En ocasiones, resulta difícil determinar cuándo se trata de un juego entre iguales y cuándo son acciones violentas con intención de hacer daño.La principal diferencia es que el maltrato supone desequilibrio de poder (la víctima se encuentra en situación de inferioridad) y se ocasiona un daño perdurable a la víctima.

Estas situaciones de maltrato se mantienen debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente. Así, se convierte en muchos casos en una realidad oculta ante los ojos de todos.

Se inicia en los primeros años, tiene su punto alto entre los 9-14 años y disminuye a lo largo de la adolescencia.

Algunos autores han tratado de definir las características de los niños y jóvenes que se convierten en víctimas o agresores. Sin embargo, no hay reglas fijas, ni debemos caer en estereotipos: cualquier escolar, independientemente de sus características personales, puede convertirse en agresor o víctima de un acto de maltrato por abuso de poder. 

¿Qué pueden hacer los padres y madres?

Los padres pueden AYUDAR  en el proceso:

- Si muestran tranquilidad.

- Si se ponen en contacto con el centro escolar.

- Si permiten que su hijo/a participe en la toma de las decisiones sobre lo que hay que hacer.

- Si escuchan atentamente, sin trivializar el hecho.



Los padres pueden  DIFICULTAR  el proceso:

- Si se alteran o angustian perdiendo los nervios.

- Si se sienten culpables o avergonzados por las conductas de nuestro hijo/a.

- Si  hacen creer al niño o niña que la situación no tiene importancia.

- Si culpan a otros niños o a la escuela.

-Si exigen saber de inmediato lo ocurrido, antes de que haya podido indagarse todos los pormenores.

- Si buscan y se conforman con soluciones rápidas y fáciles.


Debemos recordar que los hijos o hijas pueden ser víctimas, agresores u observadores de una situación de maltrato.

Si sospechan que su hijo/a está involucrado en una situación de maltrato, podemos dar los siguientes pasos:


- Escuchar de manera comprensiva, dándole la importancia que tiene: no debemos considerarlo "cosa de chicos" .

- Comprobar si lo que cuenta es cierto, y no fruto de su imaginación.

- Animarle a buscar ayuda, a buscar a alguien de confianza.

- Ponerse en contacto con el centro y solicitar la intervención del profesorado.

- Colaborar con el centro escolar en la puesta en marcha de actuaciones inmediatas para detener la situación.

- Colaborar con el centro escolar para mejorar a medio y largo plazo las relaciones entre los involucrados.

- Favorecer una solución adecuada, apoyando a su hijo o hija pero también enseñándole a asumir la responsabilidad que pueda corresponderle.


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